“Hacemos 1.500 cojines ‘Corazón con Alma’ al año y, por desgracia, tenemos lista de espera”
Inmaculada Cruz Valenzuela preside la Asociación Cultural Manos y Voces en Carranque, Toledo. Lo que comenzó como un taller de manualidades entre amigas se ha transformado en un pilar de solidaridad en la región. Su proyecto estrella, “Corazón con Alma”, confecciona y distribuye cojines ergonómicos diseñados específicamente para aliviar el postoperatorio de mujeres intervenidas de cáncer de mama. Hablamos con ella sobre los orígenes, el impacto diario y los retos de una iniciativa que ya ha entregado más de 10.000 “corazones”.
Para quienes no la conocen, ¿Quién es Inmaculada Cruz y cómo surge la iniciativa de Manos y Voces?
Me considero una mujer sencilla, una madre de casa que sentía la necesidad de realizar una labor social, concretamente con el colectivo de mujeres que padecen cáncer. Todo surgió de forma inesperada. Imparto clases de manualidades y corte y confección en la Casa de la Cultura de Carranque. Con el tiempo, la relación profesora-alumna con un grupo de mujeres evolucionó hacia una amistad. Decidimos juntas crear una asociación para que nuestra vida no fuera solo trabajo y ocio; queríamos aportar algo más a la sociedad, dejar nuestro pequeño granito de arena.
Menciona que la amistad fue clave. ¿Hubo algún proyecto detonante que consolidara al grupo?
Sí. Estando en las clases, el Ayuntamiento decidió restaurar la ermita de San Sebastián, que estaba en ruinas, y nos pidieron ayuda para hacer las vidrieras y los manteles del altar. Se lo propuse a mis alumnas y aceptaron. Estuvimos dos años trabajando juntas en esta misma sala, que entonces estaba deshabitada. Recreamos los mosaicos del parque arqueológico en las vidrieras. Ese tiempo diario de colaboración fortaleció mucho nuestra unión y fue el impulso definitivo para crear la asociación.
¿Qué significado tiene el nombre «Manos y Voces»?
«Manos» porque son nuestras manos las que realizan todos estos trabajos artesanales. Y «Voces» porque queríamos dar voz a las mujeres rurales. Muchas de nosotras venimos de la gran ciudad, pero en un momento dado decidimos instalarnos en un pueblo, y queríamos que esas voces, que también forman la comunidad, se escucharan.
¿Cuál es la misión principal de la asociación en su día a día?
Realizamos muchos talleres, siempre buscando apoyar a la mujer, pero nuestra labor principal es, evidentemente, el proyecto «Corazón con Alma». Es al que más horas dedicamos y el que más necesidades tiene. Elaboramos unos 1.500 cojines ergonómicos anualmente para mujeres operadas de cáncer de mama y, por desgracia, tenemos lista de espera. La demanda es altísima; por ejemplo, llevamos 40 cojines al Hospital de Toledo el 1 de octubre y, antes de acabar el mes, ya necesitaban otros 40. Ahora mismo nos esperan en el Clínico y en clínicas privadas de Madrid porque nos hemos quedado a cero.
Han dedicado tiempo a otros proyectos derivados de estos cojines, como una exposición y un cuento.
Sí, es un proyecto muy ilusionante. Hemos utilizado el mismo patrón del cojín, pero en un formato más grande (55 cm) y en tela de lienzo, para que los artistas puedan pintar sobre ellos como si fueran obras de arte. En muy poco tiempo se han unido 162 artistas. La exposición se inaugurará el 28 de noviembre en el Centro Cultural San Clemente de Toledo. Irá acompañada de la presentación de un cuento que narra cómo nació el proyecto «Corazón con Alma», cómo nos enfrentamos a él y cómo avanzamos.
Se percibe un ambiente muy humano y una gran actividad. ¿De dónde surgen tantas ideas y cómo se organizan?
Las ideas surgen de todas. Estamos muy vinculadas al proyecto porque, por desgracia, el cáncer nos afecta a todos de una u otra manera. Hacemos piña y todas aportamos para que el proyecto crezca y gane visibilidad. El propósito general es que cualquier mujer que necesite un cojín lo tenga en sus manos. También los enviamos a nivel personal si se ponen en contacto con nosotras, aunque estén lejos de los hospitales donde distribuimos habitualmente.
Todo este esfuerzo requiere recursos. ¿Cómo se financia la asociación y cómo se mantiene la energía del voluntariado?
Nos reunimos habitualmente un día a la semana, pero si hay un evento urgente, venimos a diario. En cuanto a la financiación, al principio las socias fundadoras aportamos nuestro propio dinero. Empezamos a arrancar gracias a un festival solidario. Poco a poco, nos conoció la Diputación, que se implicó mucho al valorar la obra social. También nos apoya La Caixa y recibimos donaciones de particulares y empresas (telas, hilos, relleno).
Además, todos los años organizamos un macroencuentro en el Polideportivo Municipal, donde formamos una cadena gigante de trabajo y hemos llegado a hacer 700 cojines en un solo día. En ese evento recaudamos fondos con sorteos y donativos de empresas, como cenas en los restaurantes Sandoval o El Bohío.
En todo este tiempo, ¿Hay alguna historia o testimonio que guarde con especial cariño?
Durante la pandemia fue muy emotivo. Justo íbamos a celebrar una gala en el Palacio de Congresos de Toledo y se canceló todo. Teníamos muchas telas en la asociación, así que contactamos con Protección Civil y nos pusimos a coser mascarillas para residencias y hospitales. Cuando se pudo retomar el proyecto, recuerdo especialmente a una paciente de Parla. Nos contó que estaba sola en el hospital, recién operada, sin visitas, y que cuando la enfermera le entregó el cojín, sintió que tenía «algo a lo que abrazarse», que la estaba cuidando. Recibimos muchos mensajes así, que te ponen la piel de gallina y son el motor que nos impulsa.
Desde su perspectiva, ¿Cuáles son las principales dificultades que siguen afrontando las pacientes?
Para mí, una de las peores cosas son las listas de espera. El tiempo que transcurre desde que te detectas algo hasta que te realizan las pruebas diagnósticas es desesperante. La incertidumbre te consume. Aunque en el Hospital de Toledo, por ejemplo, contamos con grandes profesionales y muy buenos equipos, el problema es la enorme demanda que tienen; no dan abasto.
¿Cómo se estructura la asociación? ¿Es necesario saber coser para colaborar?
Tenemos una junta directiva (presidenta, vicepresidenta, tesorera, secretaria y vocales), aunque en la práctica todas hacemos de todo. Mucha gente se preocupa al venir porque no sabe coser, pero no es imprescindible. Hay muchísimas otras labores. Por ejemplo, los cojines están homologados: deben llevar un peso exacto de 170 gramos de relleno de miraguano con memoria y una etiqueta específica de algodón 100% que cumple la normativa. Por tanto, se puede colaborar pesando el relleno, envolviendo, etiquetando…
Mirando al futuro, ¿Cuál es el gran sueño de Manos y Voces?
El sueño principal es que ojalá no tuviéramos que hacerlos. Que algún día pudiéramos decir: «Chicas, ya no hay que coser más cojines porque no son necesarios». Eso sería lo máximo. Y un sueño más terrenal: soñamos con que Manuel Carrasco nos haga una gala solidaria para el proyecto.
Para quien nos lea, ¿Cómo se puede colaborar con la asociación?
Se puede colaborar de muchas formas: donando telas (siempre 100% algodón), hilos o relleno de miraguano. También existe una labor muy bonita que es «amadrinar un cojín»: vendemos unos cojines pequeños por 6 euros, y ese dinero financia la confección de un cojín grande para una paciente. Además, se puede ayudar comprando nuestra mercancía (pulseras, llaveros) o, a partir del 28 de noviembre, el cuento. Y, por supuesto, viniendo aquí a aportar tiempo, ya sea cosiendo, rellenando o etiquetando.
Por último, ¿Qué mensaje le daría a una mujer que acaba de recibir el diagnóstico?
Lo primero, que no se sienta sola. Que estamos a su lado. Se pasa miedo, es inevitable, pero queremos que sienta que tiene un apoyo y que siempre estaremos disponibles. A través de este cojín, le enviamos toda nuestra energía positiva para que su recuperación sea lo más leve y rápida posible. Somos mujeres que cuidan de mujeres con amor, porque el amor cura.

















