Andrea Lorriaux, de Seseña a Estados Unidos, el viaje de una joven promesa hacia el futuro
A sus 22 años, Andrea Lorriaux irradia una mezcla de serenidad y determinación. Su nombre ha resonado recientemente en Seseña, la localidad que la vio crecer, tras ser elegida para el prestigioso programa ‘ Movers by FUE’ en Estados Unidos, un recorrido basado en el liderazgo y la innovación, conocido como Call4Talent.
Aunque su pasaporte diga que nació en Francia, su corazón y sus recuerdos pertenecen a las calles de Seseña. “Llegué con solo tres años, así que es como si llevase aquí toda la vida”, afirma con una sonrisa. Fue en los centros educativos de la localidad donde cursó primaria, ESO y bachillerato, sentando las bases de una sólida formación que la llevaría a graduarse en Administración y Dirección de Empresas por la prestigiosa Universidad Carlos III.
Su entrada en el mundo laboral a través de prácticas en empresas como Gestamp y, posteriormente, BBVA, fue el trampolín definitivo. Fue precisamente en esta última entidad, gracias a un convenio con la Fundación Universidad Empresa (FUE), donde surgió la oportunidad que marcaría un antes y un después en su trayectoria. Gracias a sus logros académicos y a las excelentes valoraciones de sus tutores, Andrea fue seleccionada para formar parte del reducido grupo de 16 jóvenes talentos de toda España que viajarían a Estados Unidos para participar en el programa ‘Movers by FUE’.
Aprender a no tener miedo al cambio
Durante su estancia, que se desarrolló entre Boston y Nueva York, Andrea y el resto de los participantes siguieron una agenda muy completa que combinaba visitas académicas, encuentros profesionales y sesiones de mentoring. Durante una intensa semana, el grupo visitó empresas y universidades de primer nivel como la Universidad de Harvard, participando en charlas y conferencias sobre innovación, investigación y desarrollo profesional. Tras Boston, se trasladaría a Nueva York, en dondevisitó empresas multinacionales y despachos profesionales de primer nivel, como la Universidad de Columbia, Microsoft, el bufete de abogados Curtis, Liberty Insurance, así como distintos centros de investigación. “Conocimos a ingenieros, financieros, abogados… un abanico muy diverso”, explica Andrea, destacando la riqueza de un programa que le permitió ampliar su campo de visión más allá de su propia especialidad.
“Una de las cosas que aprendí es que no hay que tener miedo al cambio”, reflexiona. “Escuchar sus historias te enseña que todo ocurre por algo y que hay que atreverse a salir de la zona de confort. Me quedé con ese mensaje principalmente”. La experiencia, que califica como “única e irrepetible”, no solo le aportó una nueva perspectiva, sino también un grupo de amigos con los que sigue manteniendo el contacto.

Raíces, futuro y la repostería
De vuelta a casa, Andrea valora la “tranquilidad” que le ofrece Seseña, un refugio frente al ajetreo de la gran ciudad. Cuando sus obligaciones se lo permiten, disfruta de la compañía de su familia y amigos, aunque admite que tuvo que “dejar un poco de lado la fiesta para centrarse en sus objetivos”. Entre sus pasiones se cuela una afición que revela su lado más creativo: la repostería. “Soy una loca de los bizcochos y los bollos”, confiesa entre risas.
Con 22 años recién cumplidos, su carrera no ha hecho más que empezar. Acaba de incorporarse a una consultora y sus metas son claras: “Quiero seguir formándome, desarrollarme profesionalmente y aprender mucho en el mundo laboral”. Es consciente de su juventud y del largo camino que tiene por delante.
Cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordada por sus vecinos, su respuesta es tan humilde como reveladora de su carácter. Lejos de alardear de sus logros, Andrea solo espera dejar una huella sencilla y positiva. “Me gustaría que pensaran en mí como una chica normal, amable y buena persona. Que si alguien piensa en mí, tenga un buen pensamiento, eso es lo que quiero”.





