Camino a mí, primer libro de Beatriz Escudero Paniagua
Toledana nacida en Madrid en el año 1990. Licenciada en Biología por la Universidad de Salamanca, con un máster en Nutrición y Salud y otro en Investigación y Clínica del Cáncer. Es doctora en Investigación Biomédica por la Universidad Complutense de Madrid. Estudió piano y violonchelo, y todavía hoy la música sigue siendo su principal y habitual forma de expresión artística. El resultado de pasar de golpear las teclas de su piano a golpear las teclas de su ordenador durante el año 2020 es este ensayo autobiográfico y ficcional, “Camino a mí”, su primer libro.
Podría resumir este libro de la siguiente manera: «El libro que tienes en tus manos cuenta la historia de dos mujeres que son pareja y que tratan de ser madres, mediante reproducción asistida, durante la pandemia mundial de la COVID-19». Pero no sería del todo cierto. Este libro cuenta esa historia, sí, que es la mía y la de mi mujer, pero relata y es reflejo de mucho más. Esta es mi historia, pero también es la tuya. Es la historia de mi miedo, del inconformismo, del no saber valorar. Es la historia de, a veces, tampoco saber amar. Es el cuento de mi vulnerabilidad, de mi egocentrismo y, sobre todo, del suyo. De mi infelicidad y de tu felicidad. De sus faltas de respeto, de su ignorancia, de mi soledad. Esta historia es la de un anhelo: el mío y el de tantas y tantos más. He escrito esta historia para liberarme y la he publicado para encontrarte. Ahora cuéntame tú, ¿este camino se parece al tuyo?
Entrevistamos a Beatriz Escudero Paniagua, autora de este interesante ensayo tan personal.
Cuando alguien se abre sin tapujos ante desconocidos y comparte sus más profundos sentimientos, mejores o peores, ¿siente ese desahogo que le libera de una pesada carga?
Sí, totalmente. Es un desahogo que, además, he sentido en dos momentos. Primero al escribir el libro: fue tremendamente liberador analizar y pensar sobre mis emociones y dejarlas por escrito. Tengo tendencia a enroscarme en mis pensamientos y al escribirlos no he podido darles más vueltas, pues están ya ahí plasmados, no puedo sacarles más partido. Creo que liberé a mi mente de una pesada carga. El segundo momento de liberación ha sido cuando los lectores del libro me han relatado sus caminos, y me han dicho que se han sentido identificados con el mío. Ahí me llené de comprensión y me liberé de la carga de la soledad.
Quienes lean el libro comprenderán el espinoso camino de ser madres por reproducción asistida y no solo en el ámbito social y temporal porque, el ámbito personal, ¿es quizá lo más duro?
Pienso que están íntimamente ligados estos tres ámbitos: social, temporal y personal. Por fortuna mi mujer y yo no nos encontramos, durante el proceso, con un excesivo rechazo (más allá del que podemos vivir en nuestro día a día), por lo que quizás el ámbito personal fue lo más duro, sí. Es un proceso agotador, lleno de esperanza, miedo, y en mi caso también de unas expectativas feroces, que creo que te pone a prueba a nivel personal y de pareja. Viéndolo ahora con perspectiva, creo que ha sido la etapa de mi vida donde me he sentido más unida a mi mujer.
En el trasfondo continuo de “Camino a mí”, una historia de amor de lo más hermosa, con las oscilaciones que siempre han de existir pero que no deja indiferente al lector…
Me parece que el prólogo, escrito por mi hermano Francisco, resume muy bien de qué va este libro: de la vida misma. No es más que una historia, particular, de una etapa de vida, igual a otras etapas de otras vidas.
La música es un medio de expresar sentimientos y emociones. La escritura lo es tanto como la música. Cada una tiene sus cosas, pero ¿Con cuál se siente más a gusto, más expresiva?
Con la música, sin duda. Con la música me siento menos expuesta, pues deja un enorme espacio para la interpretación, cosa que la escritura no. La música es más íntima. Te puedes esconder en ella o te puedes mostrar, te permite “jugar”. La música es un espacio libre, y ahí en esa libertad es donde mejor se expresan las emociones.
Aunque uno desee un hijo, y no un clon, a veces ocurre que, como ha escrito, que “la genética, lejos de ser el reflejo del premio al trabajo bien hecho, es una lamentable condena”. Y no solemos damos cuenta de ello, hasta que el tiempo, juez inapelable, dicta sentencia…
Este tema de la genética compartida o no con los hijos me interesa mucho, pero no por el concepto en sí (que no tiene ningún misterio), sino por cómo cambia la sociedad la percepción que tiene de ti, en función de si compartes o no genes con tus hijos. Sé, fehacientemente, que no soy percibida igual que mi mujer, como madre de nuestra hija. Soy “la otra”, la “segunda”. Tengo una enorme cantidad de “anécdotas” relacionadas con este tema.
Un libro que narra experiencias y vivencias de un tramo temporal, que no solo no acaba, sino que deja la puerta abierta a otras nuevas que irán surgiendo. ¿Seguirá compartiéndolas?
Me gustaría, sobre todo por todo lo que me ha dado este libro, que anticipo y asumo que me lo pueden dar también otros que vengan. Además, siento que tengo muchas emociones acumuladas y debo empezar a soltar, otra vez, cargas.
¿Cómo invitaría a quienes aún no hayan leído “Camino a mi” a que se acerquen a caminar junto a usted?
Les diría que en esas páginas encontrarían, seguro, tramos de camino idénticos a los suyos, por muy dispares o diferentes que puedan parecer nuestros caminos. Y esto, sin duda, es maravilloso, el poder encontrarnos en el otro.